Especial Año Nuevo

Queridas amigas,

No podía dejar de escribiros ante la inminente entrada de este Año Nuevo que va a empezar. Como cada año, inevitablemente, una hace balance y reflexiona sobre cómo ha sido este año 2017 y cómo le gustaría que fuese el que entra.

Os escribo porque quiero hablaros sobre algo especial que he estado leyendo estos días. Como siempre he leído mucho menos de lo que me gustaría pero estoy muy agradecida porque hace 2 meses nunca imaginé que podría leer. En el embarazo me pareció que nunca más podría tener la cabeza cuerda, y aunque estoy muy lejos de sentir que mi mente funciona como antes del embarazo, poco a poco voy recuperando alguna que otra función :). En realidad tampoco sé si quiero volver a tener la cabeza como antes… esta nueva manera de estar, con un punto de despreocupación de las cosas que suceden en el mundo me gusta. Me sigue aportando cierta distancia de seguridad. Todo mi cuerpo está volcado en la relación con K y me parece muy tierno y a la vez muy retador este baile de unión-apego-separación en modo espiral hasta el infinito.

La cuestión es que he estado leyendo un libro de Moshe Feldenkrais “El poder del yo”, que fue escrito a mediados del siglo XX pero no se publicó hasta 1985 por primera vez. Para quien no lo conozca, Feldenkrais es el autor de un método de educación corporal o de conciencia corporal a partir de un movimiento que no nace de la fuerza sino del interior. Feldenkrais desarrolló este método corporal a raíz de un dolor crónico que tuvo en la rodilla y su condición de científico le dotó de una sistematicidad capaz de desarrollar toda una nueva filosofía del cuerpo y de la condición humana, que giraba alrededor de un tipo concreto de concepción del movimiento. Su vida es muy interesante y sus aportaciones tienen connotaciones y consecuencias sobre la idea de persona en su totalidad.

El caso es que en el prefacio, Mark Reese nos dice lo siguiente “Con frecuencia, el cambio no resulta fácil. Aunque queremos cambiar, vemos cómo los viejos hábitos y los motivos cruzados socavan las bases de nuestros esfuerzos. Eliminar resistencias y reducir el esfuerzo es una constante en la evolución de Feldenkrais”. Y yo aquí ya dije “mmmm… qué interesante”.

Y esto fue lo que me conectó con la idea de los deseos de Año Nuevo. Con pedir una y otra vez lo mismo o cosas parecidas. A parte de amor para todas, que haya paz, que estemos bien y que seamos felices, que lo pido (pedimos?) cada año… acostumbro a añadir alguna cosita tipo a ver si este año hago un poco más de ejercicio, cómo me gustaría disfrutar más de la naturaleza, con lo que me cuesta, o ojalá pudiera poner el foco más a menudo en el presente, en agradecer cada día, estar y sentir el presente junto a Kairós, sin expectativas ni juicios, no entrar en bucles de pensamiento, inseguridades y miedos… en fin, a ver si este año puedo cultivar una actitud de confianza, un estar focalizada en ella…

Y es cierto que cada año pedimos cosas diferentes, eso sí, siempre y cuando hagamos el ejercicio de actualizar lo que somos y lo que hemos conseguido. De hecho, muchas veces el problema está en que nuestras circunstancias cambian pero lo que nos decimos a nosotras mismas es lo mismo una y otra vez. Así, lo que debería cambiar es nuestro discurso interior, actualizarse y ser sinceras y partir de lo que sí ha cambiado.

Por otro lado, a raíz de lo que dice Mark Reese sobre Feldenkrais, la parte de “eliminar resistencias y reducir el esfuerzo” ¡me encanta!

Mirad qué bonito esto que dice Feldenkrais “Cuando una se gobierna con rudeza (culpándose de la pereza, debilidad o torpeza), se sorprende obstinada en desobedecer. Los mandatos a una misma deben darse sin arbitrariedad, sin tensión, sin intimidación, y sólo por razones objectivamente válidas. (…) Habría que aprender a ser tan cortés con una misma como con cualquier otra y a sentirse igual de enormemente molesta por los problemas triviales cuando se está haciendo algo de importancia. Deberíamos aprender que fastidiarnos a nosotras mismas está tan mal como fastidiar al prójimo (que no lo toleraría). Cuando más ejercite uno su fuerza de voluntad por sí misma, no para hacer cosas útiles y necesarias, tanto más compulsiva se hará, más rígida de mente y de modo de ser y más anquilosada de cuerpo. (…) Debemos proponernos aprender a aprender como conviene a lo más importante de la vida humana, esto es, con serenidad, pero sin solemnidad, con paciente objetividad y sin seriedad compulsiva” *Le he cambiado el género sin el permiso del autor porque como es para nosotras…

¿Qué os parece? ¿No es una maravilla enfocarnos en aquello que queremos sin fuerza, sólo con el poder de la intención y de la orientación? Transformar aquello que no queramos pero sin empeñarnos, sin hacernos daño. Metamorfosearnos y no amputarnos partes, integrar lo que no queremos para formar el capullo de la crisálida , transformarnos con todo para cambiar de calidad y de cualidad.

¿No sería maravilloso que nuestros deseos para el año nuevo se cumplieran así? De hecho, Feldenkrais dice que ésta es la única manera de conseguir nuestros motivos, sin el empeño de la fuerza, pero con la claridad y el compromiso claro hacia algo, tratándonos con ternura y amor.

Así que, queridas, este es mi deseo para todas nosotras y especialmente para mí, que lo necesito, tratarnos con amor y comprensión, querernos, ser pacientes con nosotras, entender todas nuestras multiplicidades y formas, ser capaces de hablarnos con amabilidad, de sonreírnos, de escucharnos con sentido del humor y reírnos de nuestras peripecias en el arte de amarnos.
Amigas, estoy convencida que esta energía más amable es la que nos hará cumplir los deseos y los motivos por los cuales deseamos que este nuevo año empiece de manera maravillosa.

Feliz Año Nuevo

Con amor,

A

IMG_20171118_125222